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viernes, 11 de octubre de 2013

Crónica Vive Cantando 1x05

"Euforia"

Trini recibe la visita de Willy que le ofrece la oportunidad con la que siempre ha soñado: hacer un disco. Pero hacer el disco con la compañía tiene una pega y es que es el grupo el que tiene que pagar. La cantante descubre la máquina de coser de la familia y la vende, algo que no sienta nada bien a su sobrina, pero cuando Trinidad ve que aquello no tiene ningún futuro decide quedarse fuera del grupo. Juanjo vende su saxofón y recupera la máquina de su antigua novia, algo que ella agradece con sexo en el privado de la bamba.



Lucía lleva un día sin aparecer por el karaoke y resulta que la noche anterior se pilló la borrachera del año, donde aprendió a preparar una bebida que sorprendentemente triunfa en el barrio. Al día siguiente, al ver que no canta ni Peter, decide cantar ella con un baile bastante provocador. El baile mezclado con los besos con los que saluda últimamente a César hace que los socios del bar piensen que se mete algo, y es todo lo contrario, Lucía no se mete absolutamente nada y ahí está el problema. Resulta que la camarera es bipolar y su auténtico yo no le gusta, le gusta más el otro y por eso ha decidido dejar de tomar la medicación.



Carlos y María José pillan a su padre besando a una mujer en el parque, éste para que sus hijos callen decide regalarles lo que ellos querían desde hace tiempo, pero es algo por lo que Carlos no está dispuesto a pasar y se lo hace saber a su madre, que parece hecha de piedra. Cuando Julian le cruza la cara a su hijo es cuando la madre reacciona y quiere que su marido despida a la mujer del ayuntamiento, no le vale con que la haya relevado a otro puesto.



Candela y Mariano por el contrario están felices tras arreglar poco a poco sus problemas pasados. Tanto es así que le dejan el bar a Jeco mientras ellos se van por ahí. A pesar de haberlo dejado hecho todo un desastre, Jeco ha hecho 400€ de caja en una noche y eso es algo que los padres quieren ver con sus propios ojos. Mariano se queda junto a su hijo y al ver que ninguno reconoce sus pinitos en el mundo del fútbol comienza a mosquearse hasta que se da cuenta de que su hijo le ha vendido alcohol a menores y Carlos se emborracha. El invento de Jeco les ha durado más bien poco.


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