"Cuenta atrás"
El momento que llevan esperando desde el comienzo de temporada por fin ha llegado, y algunas cosas nos han dejado con la boca abierta. Cristina ha dejado de ser esa chica inocente a convertirse en una Otegui de pura cepa, y eso es algo que gusta. Ya se ha dejado de tonterías a unas horas de la boda y se ha cobrado a dos víctima a las que consideraba sus amigos. La primera ha sido Ana, que ha tenido que ver como su sueño de ser diseñadora se va un poco al traste por la sesión fotográfica de la novia, que no la ha dejado irse. Primero tuvo que renunciar al hombre de sus sueños y ahora a su futuro como diseñadora, pero esperemos que la mujer lo entienda por el acontecimiento que era. Su segundo enfrentamiento ha sido con su gran amigo Raúl de la Riva. El exitoso diseñador ha visto como Enrique ha descubierto que está acusado de plagio y va en busca del consuelo de su gran amiga, pero no lo recibe y para colmo parece que lo echa de las galerías. Una lástima que Raúl se vaya ya que es uno de los mejores personajes de la serie, en el capítulo anterior estuvo extraordinario. Lo positivo es que nos gusta más esta Cristina Otegui que la anterior, ya que era bastante sosa, ya veremos que le depara su matrimonio con Alberto y si le caen de nuevo otros cuernos, aunque parece que ahora Ana va a estar ocupada con el piloto que conoce.
A parte del gran acontecimiento poco más hemos podido ver a lo largo del episodio ya que se ha centrado principalmente en ello. Si algo hay que destacar quizá es el hecho de que Clara y Mateo han vuelto con sus tira y aflojas, aunque quizá después de este episodio las cosas cambien. Todos sabemos que Clarita se quiere hacer valer ante su superior para convertirse en pareja y él es bastante más fiestero y mujeriego, por ello la secretaria no duda en utilizar a Max para darle celos, cosa que parece funcionar. Pero esto no es todo, y es que Clara lleva días de retraso en su período. Una cosa es formalizar la relación y otra poder tener un bebé, ya veremos qué pasa con estos dos.
Otros que también parecen avanzar en su relación son Doña Blanca y Max. El dependiente ya dejó claro que no se iba a molestar en volver a ir detrás de la jefa de las costureras porque ya sabía lo que sentía, de hecho la besó y ella le cruzó la cara. Los sabios consejos de Don Emilio la hacen entrar en razón, que aunque parezca algo despistado sabe mucho y se da cuenta de todo, hacen que Doña Blanca bese a Max. Al final tenía razón su hija cuando le dijo que la mujer de la que estaba enamorado no le iba a dar una negativa.
Un final de temporada que nos ha sabido más bien como un capítulo normal, ya que no ha pasado nada realmente importante como para dejarnos con la miel en los labios con ganas de más. Ni siquiera el hecho de que la madre de Alberto haya acudido a la boda, si todavía la hubiera visto alguien allí dentro vale, pero solamente la ha visto Don Emilio y él ya sabía que iba a ir. La carta que recibe Alberto de su padre tampoco nos parece para tanto. Don Rafael tenía preparada la carta por si algún día se casaba su hijo, lo que no se podía imaginar el nuevo dueño de las galerías es que su padre pensase que la mujer con la que se casaría sería Ana, la mujer de sus sueños y encima le daba el visto bueno como no lo había hecho en vida. Ahora solo nos queda esperar a la segunda temporada en la que parece que el amor rezumará por todas las galerías.
A parte del gran acontecimiento poco más hemos podido ver a lo largo del episodio ya que se ha centrado principalmente en ello. Si algo hay que destacar quizá es el hecho de que Clara y Mateo han vuelto con sus tira y aflojas, aunque quizá después de este episodio las cosas cambien. Todos sabemos que Clarita se quiere hacer valer ante su superior para convertirse en pareja y él es bastante más fiestero y mujeriego, por ello la secretaria no duda en utilizar a Max para darle celos, cosa que parece funcionar. Pero esto no es todo, y es que Clara lleva días de retraso en su período. Una cosa es formalizar la relación y otra poder tener un bebé, ya veremos qué pasa con estos dos.
Otros que también parecen avanzar en su relación son Doña Blanca y Max. El dependiente ya dejó claro que no se iba a molestar en volver a ir detrás de la jefa de las costureras porque ya sabía lo que sentía, de hecho la besó y ella le cruzó la cara. Los sabios consejos de Don Emilio la hacen entrar en razón, que aunque parezca algo despistado sabe mucho y se da cuenta de todo, hacen que Doña Blanca bese a Max. Al final tenía razón su hija cuando le dijo que la mujer de la que estaba enamorado no le iba a dar una negativa.
Un final de temporada que nos ha sabido más bien como un capítulo normal, ya que no ha pasado nada realmente importante como para dejarnos con la miel en los labios con ganas de más. Ni siquiera el hecho de que la madre de Alberto haya acudido a la boda, si todavía la hubiera visto alguien allí dentro vale, pero solamente la ha visto Don Emilio y él ya sabía que iba a ir. La carta que recibe Alberto de su padre tampoco nos parece para tanto. Don Rafael tenía preparada la carta por si algún día se casaba su hijo, lo que no se podía imaginar el nuevo dueño de las galerías es que su padre pensase que la mujer con la que se casaría sería Ana, la mujer de sus sueños y encima le daba el visto bueno como no lo había hecho en vida. Ahora solo nos queda esperar a la segunda temporada en la que parece que el amor rezumará por todas las galerías.
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