"Entre dos mujeres"
A veces el nivel de romanticismo es tanto que terminas pensando que en algún momento les verás mear sirope de fresa. El cumpleaños de Alberto ha puesto a Ana como una loca para ver que le puede regalar al hombre de su vida. Que en la foto del periódico que anuncia el fichaje de Raúl de la Riva sea Cristina justo la que la tape no la hace ver que puede pasarse la vida como "la otra". Aún así ella sigue erre que erre con el regalo perfecto y se le ocurre robar un cartel del escaparate para simular en la azotea que están en París, lugar al que siempre quisieron ir juntos. Pero es demasiado bonito para que todo suceda correctamente, Cristina también le ha preparado una sorpresa, incitada por la manipuladora de Patricia. Un vídeo con su padre en el que se pone a llorar al verlo y vemos como Ana se siente disgustada ya que se piensa que es el suyo, cuando supuestamente habían quedado en la azotea. Para recompensarlo, Alberto insinúa a De la Riva que sea Ana en vez de Rita quién vaya al viaje de París para que no quede como que ha sido él quién la ha elegido. Ya veremos como les sale su viaje romántico a la ciudad del amor mientras que en la ciudad hay un detective privado siguiéndoles contratado por Doña Gloria y luego por Patricia para hacer pública su aventura.
Rita ve como el amor la rodea y está hasta las narices de tanta pastelada. No hace más que ver como Clara trata mal a Pedro pero él está cada vez más y más enamorado de ella. El viaje a París la va a sentar muy bien para desconectar de todo hasta que la dicen que no va a ir y se derrumba, pero es porque quiere a Pedrito y él solo tiene ojos para Clara, que a su vez ella tiene cada vez más ojos para Mateo, que se contiene porque ella tiene novio, todo un culebrón oigan. Al final, gracias a Ana que aunque se pase la vida pensando en Alberto, un día de estos hasta coserá el nombre en algún vestido ya que parece no tener otros pensamientos, consigue que su amiga se vaya también a Paris. Pero cuando está a punto de irse todo son problemas, pensaba que había disuadido a Pedro de pedirle a Clara que se fueran a vivir juntos, ya que la hermana no quería, pero ahora él ha decidido ir más a allá y comprar un anillo de pedida. Ésta Rita no gana para tanto disgusto.
La que también sufre entre tanto amor es Luisa. Don Francisco ya se ha cansado de esperar y va a todo tela a por la costurera, ya le dejó claro que no está ayudando al marido por caridad. No sabemos si Luisa acude o no a la habitación del hotel, lo que si sabemos es que Don Francisco no duda en meterle mano a la costurera mientras su mujer se está probando un vestido. Luisa se saca las tijeras y está a punto de clavárselas, pero justo aparece Doña Blanca y ella huye despavorida. A ver en qué termina todo ésto, puede que por fin Doña Blanca haya entendido el porqué de la vuelta de Luisa tras haberla despedido.
El misterio de Max ha sido en parte descubierto, tal y como especulábamos en la crónica de la semana pasada, en éste capítulo se ha relevado que el dependiente no es el auténtico hijo de Doña Blanca. Ahora entendemos el porqué del robo de la semana pasada y del nuevo robo de ésta semana que lo ha puesto todo patas arriba, como ve que su supuesta madre no le va a dar más dinero decide robar uno de los collares de las galerías, haciendo que Emilio se ponga a registrar cada habitación. Por suerte, como Doña Blanca está cegada por su hijo, decide ocultar que él ha sido el ladrón y le da todos los ahorros para que pague al que le está chantajeando. La verdad es que ésta es la única historias de todas que no me llama en absoluto la atención.
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