En éste nuevo capítulo se ha agradecido, y bastante para que andarnos con rodeos, que los minutos que ha durado no transcurriesen exclusivamente en Ana y Alberto, ya que termina cansando y con que lo hayan hecho durante los dos primeros creo que ya ha bastado. Tras el compromiso de Alberto y Cristina, Ana no tardó en largarse de las galerías pero tan pronto como decidió irse ha decidido volver, ya que no puede estar separada más tiempo de su gran amor. Es entonces cuando a la Otegui le caen sus primeros cuernos, y es que va ha tener una gran cornamenta durante su relación. Ana está feliz pero le dura poco, ya que a pesar de los impedimento de Doña Blanca, Cristina elige a la costurera como su particular para que le haga el vestido de bodas. Ya veremos como se desenvuelve todo ésto hasta que llegue el día de enlace que ahora se ha adelantado, Alberto estaba todo feliz con que antes de un año iba a encontrar otra fuente de financiación y podría romper el enlace con Cristina y devolverle el dinero al padre pero ahora la fecha se ha adelantado demasiado, en dos meses tendrá lugar la celebración.
Clara ha comenzado en su puesto de recepcionista y tiene una gran tarea para hacerse valer, ya que Mateo no la ha escogido por su currículum sino más bien por el físico. Pronto vemos un acercamiento por parte de él y la invita a cenar a un restaurante al que ella siempre ha querido ir, pero su presupuesto nunca le ha dado, a si es que es Rita la encargada de taparla para que Pedro no sospeche. No podía terminar la noche de otra manera que con un beso entre Clara y Mateo. Ya veremos si Clarita no cambia de novio y Rita tiene vía libre con su querido Pedro, aunque está visto que él la quiere pero como una amiga.
Doña Blanca se ha quedado como su nombre al ver al nuevo dependiente, Max, o más bien al verle la medallita que lleva colgada al cuello. Resulta que el chico no ha parado hasta dar con su madre, le falta el mono para parecerse a Marco. Aquí es dónde nos preguntamos si Max no será hijo del dueño de las galerías, pero puede que nos quedemos con la duda durante algún tiempo. En sus primeros días por allí, a parte de querer recuperar el amor de su madre, se ha dedicado a ligar con Carmen, hasta que se entera de que es su hermana o hermanastra y corta tajantemente. Ya veremos si no aspira más alto y continúa su tonteo con Patricia.
Visto que su padre le dio el mayor control a Alberto, Patricia y Gloria quieren controlar las galerías a su antojo y semejanza, pero eso es algo que el otro no está dispuesto a permitir, es más, insta a su hermana a que se ponga de dependienta como hizo él hace años para llegar a donde está ahora, todo convencido en que no lo hará. Pero para sorpresa de todos, la chica parece ser toda una lagarta y se pone de dependienta, todo sea por manejar el cotarro de aquello junto con la trepa de su madre. Y hablando de Doña Gloria, a saber qué sabe el hombre que llega en busca de dinero para tener la boca cerrada sobre una historia en Cuba, lógicamente paga pero ya veremos hasta cuando. A ver qué hacen madre e hija contra Alberto ya que ambas saben que se ve en secreto con Ana.
Lo de Luisa con su salvador Don Francisco ya nos lo veníamos oliendo desde el primer episodio. El tonteo que se tenía el cliente con la costurera de su mujer era evidente y luego pagar de su bolsillo el sueldo de ella para que la volvieran a contratar... Cuando ella se va a buscar materiales para el vestido de la mujer, él no tarda en ir detrás de ella y besarla ya que se siente correspondido, pero para nada, ella le para los pies porque está muy enamorada de su marido. Ya veremos que consecuencias tiene ésto y a ver si algún día vemos al tan mencionado marido de Luisa haciéndole una visita.
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