Páginas

viernes, 24 de enero de 2014

Crónica Aída 10x20

"Hacienda de los horrores"

Dejando de lado el encoñamiento que tiene Paz con Luisma, una semana más, Aída parece ser un completo coñazo y no nos queda otra que alegrarnos por su fin, a pesar de habernos dado momentos gracioso y haber sido una de las mejores series españolas, pero el chicle ya no se puede estirar más y me temo que la cosa tendrá que mejorar mucho para ser un buen final, aunque visto lo visto puede que todo se resuelva en el último episodio o en los dos últimos.


Lo de Chema ya es patético, si bien hace años nos hacía gracia ahora nos da pena, nada queda de aquel tendero de hace ocho años. Ahora incluso llega a superar las tonterías de Soraya y celebra una fiesta por hacer la declaración de la renta. El colmo llega cuando se enfurece porque le ha salido ha devolver en vez de ha pagar como salió en su momento. Todo esto se debe a que Soraya se quedó viendo Mary Poppins y se le pasó, tuvo que hacer una deprisa y corriendo inventándose datos y... Para que su Chemichurri no se entere, la hija mayor de Aída finge trabajar en Hacienda y le dice que ha ganado un premio. No contento con ello y justificando que no se lo merece, Chema decide regalar cosas a los necesitados de sus vecinos hasta ganarse el dinero, pero cuando no le compra a Eugenia lo que quiere ésta le denuncia y adiós al dinero y todo sale a la luz.


En un afán por ganar más dinero, Mauricio decide vender cosas de su madre, pero el que analiza los objetos no le da mucho dinero, por lo que se le ocurre idear un timo cuando se entera de que el perito no se lleva comisión. La sorpresa se la lleva el tabernero cuando descubre que el perito ha sido despedido, pero aún así no está dispuesto dar por perdido su timo. En un arranque de locura y prometiendo una máquina para el campo, Macu está dispuesta a ayudar a su tito, pero el tonto del barrio se ha adelantado y ahora trabaja en la tienda. Como no podía ser de otra manera y aunque en un principio Barajas entiende el plan, aunque sea con una marioneta de su ex novia, a la hora de la verdad mete la pata por la puerta grande y Mauricio pierde dinero en vez de ganarlo. Menos protagonismo a Barajas por favor, el que hace gracia en el papel de tonto es Luisma.


Simón, que sigue sin gustarme ni un poco, ha sentido un flechazo hacia una amiga de su hermana. Después de unos cuantos polvos descubre la edad y es algo que no le gusta, por lo que cuando Jonathan le presenta a una amiga decide beneficiarsela también, sin sorpresas cuando desvela que seguirá con las dos. El problema llega cuando Jonathan y Paz descubren que las dos chicas de Simón son madre e hija y están dispuestos a vengarse del nuevo timador del barrio. Unas cervezas algo amargas para Simón terminan cuando las madre e hija desvelan quién es su novio.


Para rematar el capítulo tenemos a Paz, donde parece que sus días de gloria han pasado y ahora solamente la oímos hablar de Luisma, incluso lo único que escucha ella es la palabra "Luisma". Cuando llega el día de un santo, la tetas como la llama Eugenia, revela que en ese día tiene una tradición con su ex novio, pero este año el pollo de peluche no llega y está decidida a pasar página. Aquí es donde vemos a Paz de cacería pero no sale según lo previsto porque no se concentra en el tío que tiene delante. Para uno que parece ir acorde con ella y parece que ella se ha concentrado en él, a la hora de la verdad llega el repartidor con un pollo enorme y amarillo y vuelta a empezar. De nuevo tenemos a Paz a la espera de Luisma. Esperemos que Luisma rompa pronto con Paz y tengan una bonita historia de amor en los capítulos finales en vez de dejarlo para el final, cosa que va a contrarreloj.

No hay comentarios:

Publicar un comentario